«La soberanía de Dios es quizás la doctrina más odiada en la Biblia. A los pecadores, por naturaleza, no les gusta renunciar al control. Sin embargo, es el estudio de Dios el que logra revelar la debilidad del hombre y la absoluta soberanía de Dios sobre todas las cosas. No solo es un estudio que vale la pena sino también necesario, si una persona está buscando conocer al Dios que se nos ha revelado en las páginas de las Escrituras. Jeffrey Johnson hace un gran trabajo al desentrañar las complejidades de esta doctrina con precisión y claridad sin minimizar las verdades de este grandioso tema que se encuentra en el centro de la Biblia».
Josh Buice
«El libro de Jeff Johnson nos ayuda a ver la soberanía de Dios de manera clara y práctica, señalando, al mismo tiempo, que Dios en Sus perfecciones, trasciende nuestros mejores esfuerzos para describirlo. Este libro nos lleva a entender lo que significa decir que Dios es soberano. Luego, va más allá. Nos muestra la soberanía de nuestro Dios como realmente es, la fuente de nuestro permanente asombro y admiración. ¡Qué “único” es nuestro Rey! Estamos agradecidos de conocerlo un poco más con este libro».
John Snyder
«La soberanía de Dios es una doctrina esperanzadora; no es nuestra enemiga. De hecho, Su gracia soberana y electiva es la «amiga» de los pecadores indignos, como lo somos todos nosotros por naturaleza. Como enseñara Calvino, la elección soberana de Dios es siempre soberana y llena de gracia; Su reprobación soberana es siempre soberana y justa. Lo asombroso no es que Dios repruebe a pecadores que merecen ser reprobados, sino que Él salva soberanamente a pecadores que no merecen ser salvados.
Por lo tanto, es con mucha acción de gracias que les recomiendo el libro de mi amigo Jeff Johnson sobre la soberanía de Dios. Jeff desentraña punto por punto la rica verdad bíblica de que Dios es tanto el Todopoderoso como el Todogobernante. Escribe en un lenguaje sencillo; tan claro que, de hecho, es más probable que algunos tengan problemas con lo que dice, no porque no puedan entenderlo, sino porque lo entenderán claramente. Aborda las preguntas y objeciones con la habilidad de un pastor, pero sus conclusiones no están impulsadas por lo que agradará a los hombres. Más bien, inclina nuestros oídos para escuchar a Dios el Padre y Su Hijo hablar a través de Su Palabra por Su Espíritu, llamándonos a postrarnos a los pies de nuestro gran y misericordioso Rey con dulce sumisión y adoración. Que Dios se complazca en usar este libro para hacer de esto una realidad en la vida de muchos».
Joel R. Beeke
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