Un lugar llamado Gracia se parece al mar. Todos hemos oído hablar de él; unos lo miran en postales y viven suspirando por el día en que al fin lo conocerán. Otros lo han llegado a divisar de lejos y se han emocionado hasta las lágrimas, como si verlo constatara su largamente imaginada existencia. Muchos se han bañado en él y pueden decir esa frase que es una especia de graduación de la vida: «conozco el mar». Y unos pocos, poquísimos comprados con el total de la población, se han vuelto «gente de mar»… Náufragos a voluntad, tostados de sol y sal, que sueñan con que al morir los lances a las aguas amadas.
Este disco es un torpe intento de hablar de aquel lugar misterioso y profundo, No sé si, como al mar, lo he visto en carteles, en un paisaje lejano o si me he llegado a bañar en sus olas. Pero sí sueño con que el momento de la partida sea el de perderme -encontrarme- para siempre en él.
En una de estas canciones se dice que el único requisito para entrar es «estar muriendo en el umbral». Cuando lo canto me estremece recordar a Jesús traspasado de humanidad invitando a venir a Él a «los cansados y cargados». Para ellos, entre los cuales estoy yo mismo, fueron hechas estas canciones. Con amor
Santiago
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